El milagro permanente


La azafata explicaba la utilización del salvavidas en caso de emergencia dentro de nuestro Fokker 28-400 de la compañía General Work Aviación cuando el piloto comenzó el carreteo para el despegue. La azafata no tuvo más remedio que sentarse en el primer asiento disponible con el salvavidas aún colocado mientras el resto del pasaje se reía de la situación. Yo también reía, es verdad, pero estoy seguro que se trataba nada más de un reflejo nervioso fruto de la precariedad y el anarquismo de aquel vuelo que recién comenzaba.

General Work de aviación tiene el honor de encontrarse en la lista negra de aerolíneas de la Comunidad Europea desde el 5 de marzo del 2007 y su historia dicen las malas lenguas es una de las tantas historias extraordinarias que circulan por el continente y en especial sobre la Guinea Ecuatorial de los petrodólares.

Al parecer, su dueño es un personaje de origen italiano de nombre Igor. Un hombre que hace medio siglo llego al mundo y que hoy lo definen como de rasgos fuertes, estatura mediana, pelo canoso y acento extraño. Había arribado a Guinea a principios de los años noventa enviado por la empresa en la cual trabajaba. Muchos lo recuerdan recién llegado, en las afueras del aeropuerto de Malabo con su colorida maleta y secándose el sudor de la frente con aquel pañuelo de seda que hoy sigue utilizando con el mismo objetivo. Don Igor es actualmente uno de los hombres más poderosos de Guinea Ecuatorial gracias a la amistad que fue cosechando con la familia presidencial y claro esta, su talento para los negocios. Su empresa que, originalmente se desarrolla en el ámbito de la construcción posee varios de los proyectos más importantes para el virtual desarrollo del país, mientras que su aerolínea sobrevuela el cielo tropical.

Por mi parte, había decidido disfrutar del vuelo con algo de ópera en mis oídos y una lectura que nada tuviera que ver con catástrofes aéreas. Juro que nunca tuve un vuelo más sereno en mi vida, aunque debo aclarar que se trataban solo de treinta y cinco minutos. El piloto sorteaba la blancura de las nubes con la libertad que solo puede haber en cielo africano.

Mis pensamientos flotaron nuevamente y resurgí de las apacibles aguas del océano Atlántico. Estaba en Bata, allí por el barrio de Asonga a escasos kilómetros del aeropuerto. Mire al cielo y observe el despegue de un ATR-42-320 de la compañía CEIBA, otro huésped honorario de la “Black List” de aviación civil europea desde el 11 de abril del 2008. Mi compañero de aventuras se acerco nadando y acompañando el esfuerzo de las hélices me dijo convencido: “el milagro permanente”.





Amigos



Golfo de Guinea



Juego



Asonga



Amigos II



La Playa



Reflejos



Sal



La escollera



Orillas



Amigos III




1 comentario:

Perki dijo...

Que fotos... que historias... que lindo es viajar a traves de tus ojos...

te extraño!
pao