La fiebre del Petróleo
En el avión a Malabo uno se da cuenta que la mitad del pasaje no se dirige al país por puro placer. No van a aprender español, tampoco a visitar sus paisajes de ensueño. Ni tan siquiera les hace ilusión mimetizarse con la atmósfera local. En realidad, la mayoría de extranjeros que sobrevuelan conmigo el cielo africano se dirigen allí por trabajo.
Es de noche y acabamos de cenar. Todas las luces del interior del avión están apagadas, todas salvo una. A mi lado, un señor de origen polaco lee un libro con sus gafas de lectura. Me pregunto cual será su empleo en la nueva Dubai Africana. Arquitectos, ingenieros, pilotos, empresarios de toda raza y origen y quien les escribe, volamos hacia la Isla de Bioko.
Guinea Ecuatorial es el tercer productor de petróleo del África subsahariana, y una de las mayores reservas de crudo del mundo. Su capital, Malabo, vive al igual que el resto del país un caótico crecimiento que se hace notar en cada esquina. El cartel más leído en la ciudad no es Coca-Cola, sino Arab Constructor, una de las empresas destinadas a la reconstrucción del país.
Camino por las calles de Malabo junto a un amigo, intentando no caer en las trampas urbanas de la reconstrucción. A lo lejos un grupo de trabajadores apresuran la marcha bajo las ordenes de sus superiores. Son obreros chinos, la mayoría de ellos presos que trabajan para poder conmutar sus penas. Deben concluir las obras antes del 3 de Agosto, día en que se conmemora el aniversario del golpe de Estado perpetrado por el actual presidente, Teodoro Obiang Nguema, contra su tío, Francisco Macías Nguema.
Voy mirando a mis pies para no tropezar. Mi amigo se detiene y trata de explicarme. Los Guineanos, me dice, vamos saltando etapas. Aquí la mayoría de la gente nunca tuvo un teléfono fijo, y en realidad ahora mucha falta no nos hace ¡Todos tenemos móviles!
Ser ricos de la noche a la mañana no es un hecho muy común para el resto de los países de este mundo. Muchos sueñan con una Guinea Ecuatorial que dicte el futuro para el resto de Centro África. Lo cierto es que queda mucho camino por recorrer. Por ahora el crecimiento se muestra dispar y el contraste entre pasado y presente comienza a ser una preocupación. Mi amigo me mira un tanto serio y concluye:
_En esta carrera frenética e histórica que hoy vivimos, muchos quedarán atrás. Es una pena pero será así.
Continuamos caminando. Una familia de nubes grises nos alertan. Buscamos refugio en un bar. Fuera, la pequeña ciudad continúa una reconstrucción sin precedentes de la mano del mejor amigo del hombre: El Petróleo.
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