C
EREMONIAS

Acudí como cada mañana al bar de la esquina. El dueño me soltó - eres un tío de convicciones - al escuchar las palabras de siempre: "café con leche y croissant". Más que convicciones, pensé que se trataba de la falsa seguridad que brinda la cotidianeidad y para no defraudarla volví a sentarme en la misma mesa de siempre


Recordé que faltaba poco para volver a partir y apenas me había detenido en mis últimos viajes. Mientras la azúcar se sumergía en la nata intenté detener el paso del tiempo y revolví el pasado en busca de imágenes…


El avión aterrizaba y un cartel con nuestros nombres aguardaba a la salida de la aduana. El rey Mohamed VI se encontraba en la región y no había tiempo que perder sino queríamos quedar varados a la espera de la caravana de su majestad.


Miles de banderas flameaban ansiosas mientras los caminos eran custodiados por guardias simétricamente apostados cada 200 metros. Nuestro nuevo amigo bajo la ventanilla del auto y pidió consejo a uno de los policías sobre el camino a tomar. Un atraso del Rey en su pasarela jugaba a nuestro favor y el chofer no quería perder ni un solo minuto.


La carretera avanzaba elegante entre las sierras. A sus lados, las banderas y los guardias matemáticos continuaban adornando el paseo. Los pueblos preparados para la real ocasión, se asomaban al ver el reflejo de nuestro vehículo y comenzaban el ceremonioso aplauso que tibiamente se transformaba en desilusión al conocer el contenido del vehículo.


Las banderas a los costados dieron paso a los olivos, los guardias fueron sustituidos asimétricamente por frascos de miel y los arroyos atravesaron grandes valles dejando al descubierto la ciudad de Ifrane. Habíamos llegado a la "Suiza Marroquí", la ciudad de los techos a prueba de nieve y el lugar de veraneo de cientos de cigüeñas.



Deforestación


Lavage


Pharmacie


Diesel marroquí


Cigüeñas


Cigüeñas II


Ifrane University


Desierto verde


Camellos


Nómadas


Heidi marroquí


Antes del Cous-Cous


ahhh...turistas!




Fez


La ciudad medieval más antigua y grande del mundo nos daba la bienvenida. Una de las puertas de su muralla invitaba al laberinto de calles y sombras, dónde los aromas se mezclan y las sorpresas abundan. Estábamos en la medina de Fez y nos sumergíamos cautelosos en sus 187 barrios, centinelas del tiempo y el espacio…






































Cortidurías de Fez



















U
niversidad de Qarawiyyin
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Año 859, la más antigua del mundo.















M
eknes


No falto el taxista picaresco, aquel que te pasea al mismo tiempo que te tranquiliza y te lleva al lugar más lejano para conseguir la tarifa más alta. Lo cierto es que la discusión duró poco, lo suficiente para que mi garganta aflore un “deténgase” en mi refinado dialecto francés.


El taxi se alejo para continuar la caza de turistas. Nosotros nos encontrábamos de pie, frente a la medina de Meknes, intentando escaparle a la noche precoz que inunda sus calles.Anduvimos jugamos al minotauro durante varios minutos hasta encontrar la plaza principal.

Era un domingo cualquiera, el sol caía y la plaza se disfrazaba de feria, rodeada de colores y hombres que encandilaban con sus pócimas y pruebas de fuego.Miramos embelezados el paisaje. Habíamos escapado del bosque de piedra de la medina para descender en el tiempo.














El estadio más grande del mundo


Si no sabes cómo se hace, imita al de al lado. Esa frase rondaba mi cabeza mientras permanecía sentado en una mesa envuelto de desconocidos que entre risas y miradas cómplices observaban con disimulo a los extranjeros invitados a la boda.


Desperté un domingo en Casablanca al borde del mar, luego de un casamiento Marroquí al cual acudimos después de varias horas en tren.Si estás agotado por el viaje, asomate al balcón y observa con atención, verás como ese murmullo de olas y voces humanas se funden para dar paso al estadio más grande del mundo. Al principio quizás, no puedas distinguir a un equipo del otro, pero ten paciencia y agudiza la mirada que el juego está por comenzar.